Ayer por la mañana tuve que mirar el calendario para saber que día era, creía que la primavera ya había llegado, la mayoría de las terrazas de los bares tenían una gran afluencia de gente y esto me hacía dudar de que realmente estábamos a tres de enero. Además las temperaturas en la mayoría de lugares no superaban los cinco grados.
Primer día laborable en el que la nueva ley del tabaco estaba en funcionamiento, en multitud de periódicos las fotografías de los fumadores en el exterior de los bares, soportando el frío, tomándose su primer café y cigarrillo del día. Me sorprendió que en muchas de las fotografías la actitud de muchos de ellos parecía ser casi estoica. Era como si quisieran decirnos que a ellos no les molestaba el frío de la mañana, además, la ley les había prohibido fumar en el interior, pero ellos continuarían con su adicción pese a las adversidades.
Con esta actitud frente al tabaco solo encuentro una explicación, la adicción es tan fuerte que siempre será más fácil defenderla que asumirla. Los fumadores que están en el exterior de los bares pasando frío no están defendiendo una postura frente a la ley del gobierno, están defendiendo su adicción, saben que no pueden empezar el día sin su cigarrillo, yo también he pasado por esto, cuando fumaba podía pasar sin el café, pero el cigarrillo no podía faltar. Si algún fumador está leyendo esto y tiene estufa en el exterior del bar, tiene que saber que si no la tuviese, pasaría frío o cambiaría de bar, pero no dejaría de fumar por este motivo.
Ahora que ya no fumo, veo muy sencillo entrar en un bar y tomarme un café por la mañana sin la necesidad de fumarme un cigarrillo. Después continuo el día sin ningún problema, no me voy del bar con el “mono”, ni la sensación de haber superado una prueba, simplemente me tomo un café y continuo con mi día, igual que hace cualquier persona que no fuma. Llegar a este estado es uno de los premios que consigues al dejar de fumar.
Primer día laborable en el que la nueva ley del tabaco estaba en funcionamiento, en multitud de periódicos las fotografías de los fumadores en el exterior de los bares, soportando el frío, tomándose su primer café y cigarrillo del día. Me sorprendió que en muchas de las fotografías la actitud de muchos de ellos parecía ser casi estoica. Era como si quisieran decirnos que a ellos no les molestaba el frío de la mañana, además, la ley les había prohibido fumar en el interior, pero ellos continuarían con su adicción pese a las adversidades.
Con esta actitud frente al tabaco solo encuentro una explicación, la adicción es tan fuerte que siempre será más fácil defenderla que asumirla. Los fumadores que están en el exterior de los bares pasando frío no están defendiendo una postura frente a la ley del gobierno, están defendiendo su adicción, saben que no pueden empezar el día sin su cigarrillo, yo también he pasado por esto, cuando fumaba podía pasar sin el café, pero el cigarrillo no podía faltar. Si algún fumador está leyendo esto y tiene estufa en el exterior del bar, tiene que saber que si no la tuviese, pasaría frío o cambiaría de bar, pero no dejaría de fumar por este motivo.
Ahora que ya no fumo, veo muy sencillo entrar en un bar y tomarme un café por la mañana sin la necesidad de fumarme un cigarrillo. Después continuo el día sin ningún problema, no me voy del bar con el “mono”, ni la sensación de haber superado una prueba, simplemente me tomo un café y continuo con mi día, igual que hace cualquier persona que no fuma. Llegar a este estado es uno de los premios que consigues al dejar de fumar.
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