La gran diferencia de esta nueva ley con la anterior es la ruptura entre la posibilidad de fumar y los hábitos asociados a fumar. Hasta ahora si eras fumador tenías la posibilidad de tomar un café, comer y fumar un cigarrillo en prácticamente cualquier bar o restaurante. Ahora esta posibilidad ya no existe, se ha relegado a los fumadores al exterior de los locales, ahora ser fumador requiere seguir unas ciertas normas, el fumador, poco a poco ve como su espacio de humo se va reduciendo, no mucho físicamente (el planeta es lo suficiente grande para poder fumar en infinidad de lugares) pero si psicológicamente.
Recuerdo cuando fumaba, que muchos de los cigarrillos que me fumaba durante una comida eran por "inercia", mientras esperaba la comida, después del primer plato, antes del postre, con el café, la copa... en definitiva que muchos de estos cigarrillos ni me acuerdo de haberlos fumado, o por lo menos en el momento de fumarlos no era consciente de haberlo hecho. Hoy he ido a comer a un bar, en la mesa de al lado eran ocho personas, cinco de las cuales fumadoras, cada vez que uno quería fumar salían los cinco fumadores al exterior. Los fumadores ahora tienen que ser conscientes de que cada cigarrillo que fuman es una necesidad para ellos, cada vez que quieren fumar en un restaurante, en el trabajo... tienen que salir al exterior, lo que les hace ser conscientes de lo que hacen.
Estos últimos meses también he notado una pequeña diferencia en los no fumadores y fumadores tolerantes (estos son para mi los fumadores que respetan y entienden perfectamente la molestia que causa en los demás el humo del tabaco) la diferencia es que ahora en algunas situaciones sociales en las que antes el fumador marcaba el ritmo, ahora poco a poco ya ha dejado de hacerlo, me explicaré mejor con un ejemplo. Ahora en una reunión de trabajo ya no impera la necesidad de hacer una pausa para fumar, el fumador se espera a encontrar un momento propicio para fumar sin romper el ritmo de trabajo. De momento este cambio no es muy significativo, pero la verdad hasta hace poco tiempo era impensable este tipo de actitudes.
La imposibilidad de fumar en espacios cerrados hace que el fumador tenga que dosificar su adicción para poder seguir su vida sin perderse nada importante por culpa del tabaco. Si un fumador asiste a un congreso o feria tendrá que esperar a encontrar momentos para fumar sin que interrumpan su actividad en los eventos a los que asiste, antes podía fumar dentro de los recintos feriales y esto le permitía perfectamente realizar las dos actividades sin ningún problema.
La ventaja de no fumar es clara en estos aspectos de la vida, realizar cualquier actividad sin tener que estar pendiente de cuando podré fumar, para mi a representado un avance. Por suerte ahora el ritmo de mi día a día ya no lo marca la nicotina y la dependencia al cigarrillo.
Recuerdo cuando fumaba, que muchos de los cigarrillos que me fumaba durante una comida eran por "inercia", mientras esperaba la comida, después del primer plato, antes del postre, con el café, la copa... en definitiva que muchos de estos cigarrillos ni me acuerdo de haberlos fumado, o por lo menos en el momento de fumarlos no era consciente de haberlo hecho. Hoy he ido a comer a un bar, en la mesa de al lado eran ocho personas, cinco de las cuales fumadoras, cada vez que uno quería fumar salían los cinco fumadores al exterior. Los fumadores ahora tienen que ser conscientes de que cada cigarrillo que fuman es una necesidad para ellos, cada vez que quieren fumar en un restaurante, en el trabajo... tienen que salir al exterior, lo que les hace ser conscientes de lo que hacen.
Estos últimos meses también he notado una pequeña diferencia en los no fumadores y fumadores tolerantes (estos son para mi los fumadores que respetan y entienden perfectamente la molestia que causa en los demás el humo del tabaco) la diferencia es que ahora en algunas situaciones sociales en las que antes el fumador marcaba el ritmo, ahora poco a poco ya ha dejado de hacerlo, me explicaré mejor con un ejemplo. Ahora en una reunión de trabajo ya no impera la necesidad de hacer una pausa para fumar, el fumador se espera a encontrar un momento propicio para fumar sin romper el ritmo de trabajo. De momento este cambio no es muy significativo, pero la verdad hasta hace poco tiempo era impensable este tipo de actitudes.
La imposibilidad de fumar en espacios cerrados hace que el fumador tenga que dosificar su adicción para poder seguir su vida sin perderse nada importante por culpa del tabaco. Si un fumador asiste a un congreso o feria tendrá que esperar a encontrar momentos para fumar sin que interrumpan su actividad en los eventos a los que asiste, antes podía fumar dentro de los recintos feriales y esto le permitía perfectamente realizar las dos actividades sin ningún problema.
La ventaja de no fumar es clara en estos aspectos de la vida, realizar cualquier actividad sin tener que estar pendiente de cuando podré fumar, para mi a representado un avance. Por suerte ahora el ritmo de mi día a día ya no lo marca la nicotina y la dependencia al cigarrillo.
Hola, en algunos aspectos estoy de acuerdo contigo, pero se olvida que un fumador es un adicto no alguien que disfruta molestando a los demás. Incluso en muchas ocasiones no es consciente de las molestias que genera. Aparte de esto esta la educación, o mas bien la mala educación, pero de esto hacemos gala todos en cualquier faceta que desarrollemos, sea conduciendo, paseando un perro por la calle, molestando a nuestros vecinos andando con tacones, tirando papeles al suelo e infinidad de circunstancias mas, se sea fumador o no.
ResponderEliminarSaludos.