El último cigarro me lo fumé por la noche, hoy empieza un nuevo día. Para mi es un día de incertidumbre, tengo claro que no quiero fumar más, pero tengo tantas dudas de como se va a resolver el día...
Para empezar el día con fuerza lo primero que hago es tirar el paquete de tabaco a la basura, unos seis o siete cigarrillos, después tiro el cenicero mal oliente que tengo en el balcón, es el único que uso en casa, dentro no fumaba, tengo un hijo de dos años y no lo creía muy adecuado.
Es Sábado, empiezo el día igual que otro Sábado, desayuno algo ligero y voy a pasear a los perros. No todos los días me fumaba un cigarro en ese paseo, pero más de uno me había fumado, es de esos cigarros "de vicio", realmente no me apetece mucho pero el mono me obligaba en más de una ocasión a encender uno.
De vuelta a casa, más tarde siempre me tomo un café, este café era de los de cigarrillo, así que estoy con la duda de si preparar café o evitarme esa "tortura", finalmente decido encender la cafetera, si he dejado de fumar tengo que ser yo que derrote al tabaco, no tiene que ser el tabaco el que me derrote a mi, no puede privarme de nada más de lo que quiera hacer. Con el café en la mano la sensación es rara, pero a medida que los sorbos acaban con el café, me doy cuenta de que el temor a no poder fumarme el cigarro no merecía tal preocupación.
Esta mañana he asistido a una conferencia, lo cierto es que la normativa del tabaco que impide fumar en los espacios cerrados ayuda mucho, de no ser así la alarma de la nicotina ya se hubiera disparado en varias ocasiones, pero el saber que no puedes fumar mantiene la ansiedad mucho más controlada. En la pausa del café he observado como los muy adictos salen directamente al exterior del edificio para fumar, incluso antes de tomar un café y algo para comer. El resto de fumadores come algo y cuando pide el café salen fuera para tomar su dosis de nicotina, mientras yo sigo dentro. Esta separación física entre fumadores y no fumadores no deja de ser curiosa cuando se observa en el momento que uno decide dejar de fumar, ves claramente la necesidad que tienen los fumadores (y yo, claro está) de su dosis de nicotina. Lo que me motiva a seguir es pensar que dentro de muy poco ya no tendré esta necesidad. Al volver a la conferencia, después de la pausa, me doy cuenta de que tampoco a sido tan difícil.
Para empezar el día con fuerza lo primero que hago es tirar el paquete de tabaco a la basura, unos seis o siete cigarrillos, después tiro el cenicero mal oliente que tengo en el balcón, es el único que uso en casa, dentro no fumaba, tengo un hijo de dos años y no lo creía muy adecuado.
Es Sábado, empiezo el día igual que otro Sábado, desayuno algo ligero y voy a pasear a los perros. No todos los días me fumaba un cigarro en ese paseo, pero más de uno me había fumado, es de esos cigarros "de vicio", realmente no me apetece mucho pero el mono me obligaba en más de una ocasión a encender uno.
De vuelta a casa, más tarde siempre me tomo un café, este café era de los de cigarrillo, así que estoy con la duda de si preparar café o evitarme esa "tortura", finalmente decido encender la cafetera, si he dejado de fumar tengo que ser yo que derrote al tabaco, no tiene que ser el tabaco el que me derrote a mi, no puede privarme de nada más de lo que quiera hacer. Con el café en la mano la sensación es rara, pero a medida que los sorbos acaban con el café, me doy cuenta de que el temor a no poder fumarme el cigarro no merecía tal preocupación.
Esta mañana he asistido a una conferencia, lo cierto es que la normativa del tabaco que impide fumar en los espacios cerrados ayuda mucho, de no ser así la alarma de la nicotina ya se hubiera disparado en varias ocasiones, pero el saber que no puedes fumar mantiene la ansiedad mucho más controlada. En la pausa del café he observado como los muy adictos salen directamente al exterior del edificio para fumar, incluso antes de tomar un café y algo para comer. El resto de fumadores come algo y cuando pide el café salen fuera para tomar su dosis de nicotina, mientras yo sigo dentro. Esta separación física entre fumadores y no fumadores no deja de ser curiosa cuando se observa en el momento que uno decide dejar de fumar, ves claramente la necesidad que tienen los fumadores (y yo, claro está) de su dosis de nicotina. Lo que me motiva a seguir es pensar que dentro de muy poco ya no tendré esta necesidad. Al volver a la conferencia, después de la pausa, me doy cuenta de que tampoco a sido tan difícil.
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